Salvadores de tortugas: vigilantes de una especie amenazada


Un día en el campamento tortuguero de Boca del Cielo, donde hombres y mujeres se dan a la tarea de rescatar nidos y cuidar a las tortugas



Ana Laura Hernández

Boca del Cielo.- Localizado en la región Istmo-Costa del estado, en el municipio de Tonalá se encuentra Boca de Cielo, en donde la playa, el mar abierto y el paisaje que se presenta en cada rayo de sol cautivan a cada una de las personas que visita este lugar. Sin embargo, Boca del Cielo no es solamente playas y paisajes, en este lugar los habitantes principales son las tortugas golfinas, que arriban a las playas de este lugar para desovar.

Como cada día del año, las personas dedicadas y comprometidas con el trabajo de campo y con la protección de las tortugas marinas, empiezan sus labores.

Antes del amanecer, a las cuatro de la mañana, inicia el día para Dorian Iván Clemente Hernández, técnico del campamento tortuguero; él, junto con sus compañeros empieza el día realizando los recorridos en las orillas del mar, esperando no encontrar a nadie, con la esperanza de que las personas no acudan a robar los huevos que las tortugas han dejado, con el anhelo de que el día de hoy sea diferente…

“Durante las noches, y dependiendo de la fase lunar y de la marea, salimos y hacemos recorridos en cuatrimotos, patrullando la playa y buscando rastros de las tortugas o de sus nidos, para así recolectar los huevos desovados e incubarlos en lugares protegidos para que después, cuando las tortugas eclosionen sean liberadas en grupo para poder aumentar las posibilidades de supervivencia; vigilamos que las tortugas regresen al mar sin ser lastimadas por algún humano.”

No mucho después, aproximadamente a las 5:30 horas, el equipo se encuentra de regreso en el campamento para incubar los huevos, simulando las condiciones en donde fueron recolectados los nidos con los agujeros, la temperatura y tamaño, esperando a que dentro de 45 a 60 días las crías eclosionen para ser liberadas.

“Cada noche encontrábamos alrededor de 7 a 15 tortugas, ya que por ser temporada baja había poca actividad pero hay veces que se pueden ver alrededor de 50 tortugas desovando.”

Durante el resto del día se dedican a limpiar y alimentar a los peces y tortugas que se encuentran en el campamento, así como a brindar el mantenimiento debido en sus instalaciones, que son prácticamente la casa de estas personas que se dedican a la preservación y conservación de las tortugas.

Cuando el sol finalmente ha salido, cerca de las 7 de la mañana, salen en busca de las hembras, colectar los huevos, y se destinan espacios como el nidero o corredor de incubación.

Pasados los 40 días…

Dorian Iván, junto con sus compañeros de equipo, se preparan poco después del medio día para la liberación de las crías que nacieron, las cuales habían sido incubadas con anterioridad, para ser exactos, en la tarde-noche, cuando el sol está a punto de ocultarse, para que de esta forma aumenten sus posibilidades de supervivencia de estos reptiles ya que, como es de conocimiento público, estas especies se encuentran en peligro extinción.

Las tortugas, sus caparazones, su piel y los huevos de esta son productos que en el mercado negro son muy cotizados, debido a que pueden ser empleados en la elaboración de artículos diferentes como bolsas, cinturones, carteras, abrigos y demás accesorios.

De la misma forma, con el caparazón hacen accesorios de ornato, o las ya conocidas peinetas de carey.

Por su parte, los huevos de tortuga o parlama se han colocado entre el gusto de los turistas por la curiosidad de comprobar el mito de que este producto es afrodisiaco.

Por eso, al momento en que las tortugas salen a desovar en las playas los saqueadores siguen los rastros de las tortugas y despojan sus nidos, robando los huevos para venderlos después, o peor aún, si la tortuga aún no ha puesto los huevos, estas personas la parten y sacan íntegro el saco en donde conserva los huevos, aumentando en gran medida el desequilibrio en la naturaleza.

Ante este problema, campamentos como en el que labora y contribuye Jhovany ayudan a la protección y reproducción de las tortugas marinas, en donde se realizan diversos programas de conservación y educación ambiental para la sensibilización de los habitantes de las comunidades e incentivar su participación en las labores de conservación a través de proyectos de desarrollo sustentable en que se ha registrado el saqueo de más de 850 nidos del litoral del Istmo-costa para ser consumidos y comercializados clandestinamente.

Así, Dorian Iván y las demás personas altruistas dedican día a día su tiempo y su pasión por la naturaleza para defender, cuidar y proteger el medio ambiente y a los quelonios, animales tan importantes para la naturaleza y a su vez indefensos ante la inconsciencia del hombre. En este, así como en los demás centros especializados, el trabajo que se realiza en ellos es completamente voluntario.

Por último, Dorian Iván hizo un llamado a todas y cada una de las personas que con sus acciones afectan al equilibrio ecológico:

“Creo que si los turistas no aceptaran el consumir los huevos de las tortugas estas se harían poco atractivas para quienes viven de ellas, pues no les resultarían y así podrían vivir tranquilamente, sin afectarlas; sinceramente el trabajar horas, dias y semanas para cuidarlas y verlas libres y de vuelta a la playa para desovar es nuestro mejor pago y la mayor satisfaccion como persona.”

Sin embargo, Dorian Iván tambien revela que siente una gran impotencia al ver que las personas no contribuyen y no hacen conicencia del daño que hacen a la naturaleza.

“Desanima el ver a personas que tienen a las tortugas en su casa, las matan, las venden o las comen porque piensan que así serán mejores, por la falta de información que tienen hace que los consuman, porque creen que son afrodisiacos; sin embargo, lo único que hacen es consumir colesterol y quitarle la oportunidad de vida a una tortuga que podria dar vida a cientos más. No consuman lo huevos, pues se están comiendo una tortuga, si quieren que sus hijos conoscan a las tortugas, no consuman los huevos.”

El campamento tortuguero en Puerto Arista, dedicado a la conservación de la tortuga marina, ha liberado 2 millones de crías de tortuga golfina, tan sólo el año pasado se tuvieron más de 5 mil 800 desoves en los cuatro campamentos, es para el periodo de 2009 a 2012 en donde tiene como meta garantizar la protección de 25 mil nidos de tortugas y la liberación de 2 millones de crías.

En Chiapas existen cinco campamentos tortugueros, dos en Puerto Arista, municipio de Tonalá; uno en Boca del Cielo, ubicado en la Isla San Marcos, entre el mar y el estero del poblado Boca del Cielo, en el municipio de Tonalá; otro en Costa Azul, ubicado en la boca barra de Chocohuital, en el municipio de Pijijiapan, y un campamento en Barra Zacapulco, dentro de la reserva de la biósfera La Encrucijada, a 500 metros de la comunidad del mismo nombre, en el municipio de Acapetahua.

Cabe señalar que en estos campamentos personal de la Secretaria de Medio Ambiente y Vivienda (Semavi) realiza recorridos constantes a las playas de anidación, en coordinación con voluntarios de la localidad colectan, trasladan e incuban los huevos para la liberación posterior de las crías al mar, recibiendo al año más de 25 mil visitas para fortalecer la conservación de la especie y, a su vez, aumentar el turismo en las regiones.

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